Los primeros habitantes de la península, como casi toda comunidad global, tenían creencias animistas y chamanísticas, es decir, creían en las fuerzas naturales, en los espíritus de los ancestros y en los tótems, entre otras cosas; los mayas, si bien no se desapegan totalmente de estas creencias, aparejan los rituales de su religión a otros aspectos fundamentales de su realidad, en consecuencia sus prácticas religiosas guardaban estrecha relación con la vida política y sus adelantados descubrimientos científicos.
De estos hallazgos contamos los calendarios, tan precisos como los de otras sociedades de la época: se entiende fácilmente que la astronomía y los rituales religiosos iban de la mano, y hasta el teatro y deporte; el famoso juego de la pelota es un muy claro ejemplo. Dicho lo anterior, no era extraño, pues, que los sacerdotes, quienes eran los mediadores entre la magia, lo divino y lo mortal, ostentaran altas jerarquías en la sociedad maya. De ese legado, tan vinculado al valor del tiempo, quedan las famosas profecías que tanto revuelo causaron antes del 2011.
Ahora, ese legado astronómico, por llamarlo de alguna forma, también es palpable en el arte de sus templos como los que se observan en Tulum, el Meco y Chichén Itzá; en estos tesoros de la arquitectura amerindia se encuentran dioses representados por animales, especialmente reptiles —la serpiente emplumada es sumamente importante en su iconografía religiosa―; además de que su historia es rica en dioses creadores, dioses del inframundo, héroes, animales sagrados y espíritus ancestrales.
En contraste, hoy en día en Cancún, como en Quintana Roo y todo México, la religión predominante es la católica; aunque pueden encontrarse diversas confesiones protestantes, especialmente los cultos pentecostales. La Iglesia de Guadalupe, ubicada en la Supermanzana 63, la consideran los feligreses católicos como la primera iglesia católica del sector, aunque el canon advierte que la primera fue la de Cristo Rey; por último, debemos mencionar que en Cancún hay más de 400.000 mil católicos, cerca de 100.000 mil protestantes y otras 100.000 personas que no profesan religión alguna.